Amor Entre Las Nubes
Amor Entre Las Nubes
Por: S. Dal Santo
1. Un pasajero algo diferente

Otra vez estoy llegando tarde, pero que puedo hacer si un grupo de chicas nuevamente han formado un gran escándalo en la puerta del aeropuerto, seguramente algún famoso llegará o estará por tomar un vuelo, o quizás simplemente lo vieron pasar y allí fueron todas a buscar una foto con el susodicho. Atravieso el tumulto de gente y camino lo más rápido que puedo, no entiendo cómo la gente puede hacer locuras por una persona que ni siquiera se acordara de su nombre al día siguiente, o mucho peor aún pedirle una foto a alguien que ni siquiera admira, pero bueno es famoso... Después de haber pasado por seguridad y caminado lo más rápido posible finalmente llego al avión.

—Pensé que no trabajarías hoy Abril, casi que no llegas eh... — Me dice mi compañera de trabajo Tamara.

—Lo sé, casi no llego me he encontrado con un grupo de chicas que han generado un caos en la entrada del aeropuerto, ya sabes seguramente han recibido o estarían despidiendo a un famosillo, quien sabe. — Le digo acomodando mi falda.

—Bienvenido—Saludo a a uno de los pasajeros que sube al avión.

—No es la primera vez que eso nos sucede, es normal aquí en Buenos Aires. — Dice Tamara y sé que tiene razón, las fans aquí son un poco especiales —Bienvenido. — Le dice a otro pasajero que ha subido al avión.

—Si, lo sé, pero no creo que Madrid sea mejor que esto... — Murmuro.

—No, no lo creo... — Responde y sonreímos de manera cómplice.

El avión ya está casi lleno y los últimos pasajeros toman sus asientos, cuando María se acerca a nosotras —No cierren la puerta que el ultimo pasajero está ingresando. —Nos dice.

—Siempre hay uno... — Le comento un poco molesta a Tamara y ella simplemente no contesta.

—Siento llegar tarde. — Dice una voz masculina bastante gruesa.

Me doy la vuelta para ver al hombre que casi retrasa nuestro vuelo, y me quedo sorprendida. Es nada más ni nada menos que el famoso director de cine Bautista De Rosi «Pero vaya que si es guapo...» Pienso mientras que me pierdo en su profunda mirada color mar y sus rasgos tan definidos y masculinos que distraen un poco más que su altura y lo trabajado de su físico.

—Bienvenido. — Decimos Tamara y yo al mismo tiempo, y supongo que intentamos actuar con naturalidad.

Él toma asiento en uno de los primeros asientos de primera clase y mientras tanto Tamara y yo nos miramos sin poder creer que el mundo sea tan pequeño. Tamara es fanática de él digamos que es el hombre de sus sueños, ha visto todas las películas que él ha dirigido y se lee cuanta nota aparezca de él, y siempre imaginaba que algún día él volaría en el mismo vuelo en el que ella trabajaría. Así mismo tiene muy claro que un famoso como él jamás se fijaría en una auxiliar de vuelo. Al verla tan feliz no puedo más que sonreír, ella además de ser mi compañera de trabajo es una gran amiga y saber que su sueño se hace realidad es una dicha para mí.

—Aún no lo puedo creer... es Bautista... — Dice mirándolo fijamente.

—Ya, por favor tranquilízate, ya es suficiente con que me hables de él y de sus películas todos los días. — Le pido entre risas.

—Lo siento, es inevitable... es tan guapo. — Comenta entre suspiros

—Prepárense para el despegue— Nos pide María mientras toma asiento. Siguiendo sus instrucciones, nosotras también nos sentamos y pocos minutos después despegamos.

Una vez que el avión se ha estabilizado nos desabrochamos los cinturones de seguridad, y comenzamos a atender a los pasajeros empezando por los de primera clase. Voy asiento por asiento tomando las ordenes hasta que llego a donde está él. Me hubiera encantado que Tamara fuera quien lo atendiera, pero María le ha encargado otra tarea y como ella es la supervisora no ha quedado otra que hacer lo que ella dice.

—¿Qué le puedo ofrecer? — Le pregunto un poco nerviosa.

—Con que me digas tu nombre yo ya me daré por servido. — Me dice lanzándome una sonrisa, y no puedo creer lo que acabo de escuchar «¿Y a este que le sucede?» Me pregunto por dentro sin saber muy bien cómo reaccionar.

—¿Perdón? — Le pregunto confundida.

—Me encantaría saber tu nombre. — Me dice sin apartar sus ojos mar de los míos.

—Me llamo Abril, ahora dígame ¿Qué le puedo traer? — Le insisto queriendo evitar su juego.

—Muy bonito nombre, me presento soy Bautista. — Comenta extendiendo su mano para saludarme.

Claramente no estrecho su mano e insisto con mi pregunta —¿Quiere que le traiga algo? —

—Un vino blanco estaría bien. — Responde finalmente volviendo su brazo a donde estaba.

—De acuerdo ya se lo traigo. — Le dejo saber y luego sin más continuo con el resto de los pasajeros de primera clase.

Voy y preparo las ordenes que tengo para luego ir entregándolas una a una. En el momento que le doy su copa de vino a Bautista, él sujeta mi mano y me mira dándome una sonrisa.

—Eres guapísima. — Me dice de la nada.

—Yo que usted dejaría de tomar alcohol. —Sugiero agriamente.

—Solo tome unos tragos para relajarme, es que me da un poco de miedo volar. —Me confiesa entre risas.

—De todas formas, no está bueno que alguien famoso como usted esté intentando coquetear con una auxiliar de vuelo. — Le explico seria.

—No creo que haya nada de malo en decirte que eres guapísima. — Insiste sin dejar de mirarme.

—Bueno que disfrute del vuelo. — Me limito a decirle sin más y sigo con mis labores.

No puedo creer que él sea igual que el resto de los hombres que usan estrategias rastreras para intentar liarse con una auxiliar de vuelo, pero que se puede esperar, son todos iguales, aunque claramente él es demasiado guapo y lo tiene muy claro. Me encantaría contarle esto a Tamy, pero a ella la han designado al resto de los pasajeros junto a nuestros compañeros de trabajo y a mí me han dejado a cargo de la primera clase junto a Mariano.

Ya llevamos más de dos horas de vuelo y nos quedan muchísimas más horas por delante. Al ser un vuelo de noche la mayoría de los pasajeros están dormidos, por lo tanto, no hay mucho trabajo que hacer más que acomodar las cosas para que dentro de un rato vuelva a preguntar si quieren algo más. Estoy muy entretenida en mi tarea cuando de repente me doy vuelta y lo veo detrás de mí —Hola— Me dice mientras se ríe de mi reacción.

—¡Me has asustado! ¿Qué necesitas? — Le pregunto con una de mis manos sobre mi pecho a la altura de mi corazón, ya que aún estoy intentando calmarme.

—Solo quería hablar contigo. — Explica acercándose más a mí.

—¿Sobre qué? — Le pregunto dando algunos pasos hacia atrás intentando mantener la distancia.

—Quiero conocerte... Me pareces muy hermosa... ¿Qué tal si al bajar del avión te invito un café? — Me propone sin rodeos.

—Tú estás loco. Si estas intentando seducir a la azafata te digo que no funcionara. — Le advierto riéndome.

—No, no estoy intentando seducir a la azafata, pero si a Abril... — Me responde entre risas.

De alguna forma termino acorralada entre la pared y sus brazos, no tengo forma de salir de aquí y enfrente mío tengo esos ojos azules que me miran de manera intensa. Es inevitable no sentir una atracción por él, es tan pero tan guapo... Cuando intento reaccionar a lo que está sucediendo, sus labios ya se encuentran sobre los míos besándome desenfrenadamente. Mi cuerpo automáticamente reacciona ante la experiencia de sus labios he inevitablemente correspondo a su beso. La temperatura en este reducido espacio comienza a elevarse de una manera inexplicable, jamás he sentido esto con tan solo un beso… Mis manos comienzan a jugar con su cabello hasta que escucho unos pasos y de inmediato aparto a Bautista y pretendo entregarle un vaso con agua mientras que Mariano entra y lo observa allí parado y con su vista me pregunta que es lo que este pasajero está haciendo aquí.

—Gracias... — Dice Bautista siguiéndome la corriente y así vuelve a su asiento dejándome una revolución por dentro.

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