Grupo Ramírez tenía su propia cafetería, donde la mayoría almorzaba.
Después de llegar a la cafetería, Clara llevó las flores al baño y las colocó en el lavabo para que la gente pudiera admirarlas.
Pensó que esto era mejor que simplemente tirarlas.
Luego, junto con Lysandra, encontraron un asiento vacío, se sentaron y abrieron uno por uno los platos que David les había enviado.
Un delicioso aroma llenó el aire, prometiendo un festín sabroso.
Lysandra miró el logotipo en las cajas y se quedó paralizada.
Clara preguntó:
—¿Qué pasa?
Lysandra dijo:
—¡Es de Selecto!
—¿Hay algún problema?
Lysandra temblaba:
—Una comida, 88 dólares, un bollo, 66 dólares, un lugar donde los desayunos comienzan en varios cientos de dólares.
Clara, con los ojos abiertos de par en par, pensó: ¿Cuánto costará toda esta mesa llena de almuerzo? ¿David vendrá después a pedirle que pague?
Pero al pensar que esto fue un regalo de él, Clara se quedó en silencio por un momento y dijo:
—No podemos d