Por casualidad, justo cuando Felipe llegó a casa, la gran bolsa estuvo a punto de caer sobre su lujoso automóvil. Tomás, al volante, se asustó y giró bruscamente el volante para evitarlo.
Miró nervioso hacia arriba y dijo:
—Señor, parece que la señorita Rodríguez está tirando cosas desde arriba.
Felipe preguntó:
—¿Qué está tirando?
—No lo vi claramente, bajaré a echar un vistazo. —Tomás abrió la puerta del coche y bajó.
Se acercó y, al mirar, se llevó una sorpresa. En el césped del patio había varias bolsas grandes. Abrió una al azar y vio ropa.
Ropa masculina.
¡Era la ropa de su señor!
Tomás abrió otra bolsa y encontró zapatos, zapatos de vestir, también pertenecientes a su señor. Abrió otras bolsas y encontró un reloj, un cinturón, una corbata, calcetines, ropa interior... ¡todo pertenecía a su señor!
¿Qué significaba que la señorita Rodríguez estaba arrojando las pertenencias de su señor?
¿Ella... no estaría echando a su señor de casa, verdad?
¡Dios!
Tomás abrió los o