Sotiria no supo cuando esta persona había aparecido detrás de ella, pero sabía que esa persona la había golpeado en la cabeza. Por eso estaba tan adolorida.
¡Plaf!
Otro golpe aterrizó en su cabeza. Su visión se volvió negra mientras colapsaba en el barro.
“Lizzy, ¿no me viste noquearla? ¿Por qué no vienes a ayudarme?”. La persona que acababa de golpear a Sotiria se quitó la máscara de conejito mientras hablaba.
Un relámpago brillante atravesó el cielo, mostrando cada detalle de su rostro hinchado a la vista.
¡Ella era la madrastra de Sotiria y Marco, Virginia!
“¡Voy!”.
¡Clac!
Se abrió la puerta del coche rojo frente a Sotiria. Una mujer joven y delgada que se parecía a Virginia salió rápidamente del coche y corrió al lado de Virginia. Bajó la cabeza y miró a Sotiria, que yacía completamente inmóvil en el barro.
“Mamá, vi que la golpeaste dos veces. ¿Pudiste haberla matado a golpes?”.
“¿Quién sabe? Tenemos que matar a esta pequeña z*rra hoy de todos modos. Es mucho mejor si ya