Capítulo 54

Ese sábado en la tarde, cuando Emely estaba en su casa, arrunchada en la cama, teniendo como única compañía la de Niango, escuchó que su celular comenzó a timbrar.

Se sorprendió al ver que era un número no registrado. Por lo general, no solía contestar esas llamadas, pero, recordó que no tenía el número de Ian y se preguntó si podría ser él.

—¿Hola? —contestó.

Se escuchó un suspiro por medio de la línea y en el rostro de Emely se dibujó una sonrisa: era Ian.

—Hola, Emely —dijo el hombre.

Ah… cómo le fascinaba su voz. Era como si le inyectaran el mejor de los calmantes.

—Hola Ian, ¿cómo estás?

—No muy bien, la verdad —su voz sonaba algo apagada.

—¿Y eso? —Emely se sentó en la cama algo preo

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