—Cálmate, que solo bromeaba —pidió Diana y dejó salir un poco la risa.
Emely conocía mucho más a Carla que la propia Diana y sabía que había tocado una parte sensible de la chica con aquella aseguración.
Al día siguiente, cuando estaban en la oficina, decidió acercarse a la oficina de su amiga y poder hablar con ella. Últimamente estaban muy distantes y casi no conversaban, a veces le daba la sensación de que Carla estaba ocultándole algo.
Cuando llegó a la oficina de Carla, abrió sin tocar la puerta, ya que la encontró entreabierta. Se sorprendió de encontrar a Carla llorando.
—¿Estás llorando? —inquirió—, ¿qué pasa?
Su amiga se apresuró a limpiarse las lágrimas.
—Ah… —no sabía qué responder, el que la encontraran