Vestía de forma informal, con una camisa de mangas largas de tela clásica que estaba remangada hasta los codos, con jean oscuro y zapatos de cuero negro. Iba acompañado de una chica que también llevaba un paraguas transparente y sonreía, a la vez que le decía algo al hombre, de forma muy animada.
A Ian se le veía rebosante de alegría, carcajeando y negando con la cabeza. Se notaba de lejos que le iba bastante bien, la vida lo trataba con mucha amabilidad.
La pareja se marchó, siendo escoltada por cuatro guardaespaldas y nunca se percataron de la desdichada joven de ojos rojos e hinchados que los observaba en la lejanía.
Entonces, Emely sintió que su corazón se iba rompiendo de a pequeños trozos.
Esperó que pasaran unos minutos para percatarse que no volvería a encontrarse con la pareja y después se marchó rumbo a su apartamento.
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