26
~ El punto de vista de Jack
No pude contenerlo más. La rabia que había estado creciendo en mi interior todo el día estalló mientras me lanzaba contra Elara, con los puños apretados y la vista nublada por la ira. Quería sacudirla, hacerle entender cuánto me había presionado. Lo lejos que había llegado.
Elara no se inmutó. Hizo todo lo contrario. Soltó una risa fría y malvada que atravesó la tensión como una cuchilla. No era la risa de alguien asustado o arrepentido. No, era la risa de alguien a quien no le importaba.
—Adelante, Jack —dijo con desdén, con la voz cargada de veneno—. Pégame. Haz lo que quieras. No es que vaya a cambiar nada.
Eso me detuvo en seco. Mi mano flotaba en el aire, a centímetros de ella, temblando por la necesidad de desahogar la ira. Pero algo dentro de mí se quebró, y el asco que sentí no era solo por ella, sino por mí mismo. Por siquiera pensar que podía tocarla, por muy furioso que estuviera.
Respiré hondo, intentando tranquilizarme, pero verla allí senta