Capitulo 4

Carime.

Me encontraba llorando tristemente sin tener ni una idea de lo que iba pasar conmigo de ahora en adelante, había pasado exactamente una semana en la que no hubo momento ni oportunidad de poder escaparme, y lo peor mi móvil se quedo en mi bolso el día que este hombre fue a buscarme y mañana es mi supuesta boda. Pensé que algún día me casaría con Miguel pero no fue así. He sido la paga de la deuda de mis padres, prácticamente fui comprado por un desconocido.

Ahora comprendo lo que mis padres conversaban aquella mañana.

Como quisiera que existiera una máquina del tiempo como en las novelas coreanas y así regresar el pasado donde me hubiera escapado con Miguel.

Desde cuando ellos debían tanto dinero, o mejor dicho ¿por qué me compró como si fuera un objeto? Porque realmente eso fue ¿Cuál es su propósito conmigo? Lloro frustrada, preguntándome una y mil veces ¿Por qué razón mis padres me han hecho esto?

Entra una señora de servicio a la habitación, ella me avisa que la cena ya está servida y que él señor desea verme en la mesa. Miro mi reflejo en el gran espejo que está a un lado de la cama me veo deplorable, mis ojos se notan irritados y rojos por tanto llorar. Estoy medio fea, ni aunque haga un berrinche me dejara ir, así que decido en arreglarme.

Peino mi cabello, arreglo mi rostro con un poco de maquillaje que encontré en la mesita de noche. Al terminar salgo de la habitación, bajo las gradas toda desganada Me siento en la silla de madera fina, los ojos verdes de Armando me miran sin pestañear, llama a una de las sirvientas le dice que me sirva la cena. Esta obedece sonriendo, trae la cena y la deposita enfrente de mi, la muchacha es morena, cabello negro, tendrá sus 22 años, total que me importa se nota que coquetea con este miserable.

—Espero que comas todo lo que mandé a preparar para ti— Replica serio. Idiota parece que quiere que coma todo lo que el manda a preparar cada noche desde que estoy aquí. Sin querer responderme asentí mientras picoteo el pollo, lo observo y por primera vez no deseo comerla.

Luego de haber cenado en un horrible ambiente, subí a ducharme, me despojé de la ropa prendí la regadera y deje que el agua hiciera contacto con mi piel, froto mi cuerpo varios sollozos escapan de mi boca, lloro derrumbándome y a la vez preguntándome que me tocara vivir cuando sea una mujer casada o mejor dicho una chica atada a un hombre el cual no ama, no conoce, ni siquiera se cuantos años tiene, bueno tampoco es un vejete se ve como de sus veintitantos.

Salgo del baño y busco mis maletas ya que aún no he sacado mis cosas, aun no pierdo las esperanzas en irme antes de la boda; en fin elijo unos pants para dormir, blusa de tirantes me visto rápidamente antes que entre ese hombre. (De todos modos te va a ver ) me replica una voz en mi interior. Me recuesto en la cama y pido al cielo que este sea sólo un mal sueño, aunque obvio no lo es. Cierro los ojos dejándome llevar por el cansancio.

Escucho ruidos detrás de esta puerta que me imagino es el cuarto de Armando. Me levanto y miro para todos lados en busca de ese hombre, pero tal parece que no durmió aquí.

Que alivio.

Observo por la venta y aún es de noche.

Nuevamente se oye el ruido pero esta vez en forma de gemidos, estos llaman mi atención y camino de puntillas. Por alguna razón se parece a la puerta del cuarto secreto de Cristian Grey, pero error ya que al abrirla me quedo helada al ver la escena, Armando está con la chica del servicio la morena coqueta.

Ella desnuda encima de él teniendo sexo o apuntó de tenerlo no lo sé. Es un asqueroso. Trato de cerrar la puerta sin hacer ruido, pero mis pies se enredan con no sé qué m****a y caigo al piso, rápidamente me levanto pero muy tarde. La mirada de Armando me perfora, molesto empuja a la chica y le dice que se salga de la habitación, ella se viste y sale por la otra puerta sin mostrar su rostro.

—¡Quien m****a te dio órdenes para que entres a mi habitación de esa manera?!— Grita furioso.

—Lo siento, pensé que era la puerta del baño—Miento.

Él se levanta de la cama, bufa y maldice, me fijo y aún esta con los calzoncillos puestos, tal parece que apenas iba a tener su noche de sexo y yo lo arruine soy una idiota, era mi momento de escapar.

—Esta es la primera y la última vez que entras a mi habitación sin tocar te quedó claro?— nuevamente grita a unos metros de mi rostro.

Asiento dando la vuelta para salir de su habitación, pero su mano me detiene, pego un grito al sentir como me levanta en sus brazos llevándome a su cama, me tensé al pensar que quería desquitarse conmigo por haber interrumpido su noche. Pero no fue así ya que se da la vuelta, apaga la lamparita de noche y dice con voz autoritaria.

—Mañana en nuestra noche de bodas te cobraré lo que sucedió hace unos minutos.

Un nudo se forma en mi garganta y lloro en silencio. Hasta quedar dormida.

Me levanto desorientada observo todo con detalle, miro la venta y niego… —No fue un sueño, es la jodido Realidad. —digo para mí misma. Suspiro hondo, me levanto de la cama y busco a la bestia pero tal parece que ya se ha despertado. Debe ser que está en su salón.

Entro a la habitación a darme una ducha, paso media hora dentro de la tina. No dejo de llorar y pensar en Miguel hasta soñé que él me era infiel con una de sus amigas, pero ese sueño era todo lo contrario, el no sería capaz de engañarme. En cambio yo hoy me caso, sin amor y a la fuerzas, no tengo escapatoria.

Llego al comedor, lo veo sentado con su movil en la mano, luce serio y con la ropa que viste se nota más joven.

¿Cuántos años tendrá?

—¿Dormiste bien?—Pregunta sin quitar su vista de su celular. 

—Mejor que usted no lo creo — Respondo con sarcasmo.

—Entonces desde hoy empieza a dormir bien porque no quiero una Esposa fea, demacrada y flaquetosa.— Lo miro mal, quisiera taparle la boca con un sellador. ¡Maldito engreído!-Se lo que estás pensando Carime que soy un maldito perro, en fin dentro de unas horas vendrá una estilista para prepararte, debes lucir radiante la boda se realizará aquí mismo. Tus padres vendrán dentro de poco por si deseas conversar con ellos.

Me encojo de hombros restándole importancia, me vale un pepino ellos para mi no existen por ahora. Dejo de lado mis pensamientos y veo a la chica de anoche, aparce con una bandeja, supongo que es el desayuno del idiota, ella le sirve sin levantar su rostro, se nota apenada, por esa razón no levanta la mirada, no sé qué clase de tipa es; alguna una facilona que le abre las piernas a su jefe.

Ojalá se hubiera casado con ella y no conmigo, bufando observo la comida sin querer comerla. 

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