El almuerzo transcurre con más clama de la que esperaba, antes de seguir a Amara al baño, Anna se había encargado de hacerle saber a Klaus lo imprudente que podía llegar a ser, y el hombre se había mordido la lengua la mayor parte del almuerzo, pero sus miradas incrédulas conseguían irritarme. El hombre nunca me cayó bien y a juzgar por la forma en que Amara había reaccionado, las cosas entre ellos parecían haber terminado muy mal.
Así que solo para irritarlo, me encargo de darle a Amara tanta atención como me es posible, ella parecía ligeramente abrumada ante la situación, pero consigo distraerla lo suficiente como para que se integre, después de todo, Alexandre y Anna son buenos anfitriones, por lo que a demás la halagan en cuanto a sus postres, que son malditamente deliciosos.
Luego del almuerzo en la terraza, mi hermana nos enseña su sala y la deco