Liam Jones.

La confrontación con Ava dejó un sabor amargo en mi boca.

No podía entender cómo una parte de mí todavía anhelaba su presencia, mientras que otra parte se resistía a creer que había regresado con malas intenciones.

Cuando finalmente llegué a la mansión, el peso de sus palabras y miradas aún estaban grabadas en mi mente.

El ama de llaves me recibió con su habitual amabilidad, ofreciéndome comida, pero no podía pasar un bocado.

—No quiero nada —respondí, sintiéndome irritado por la insistencia. —Caramba, déjame a solas.

Al cerrar la puerta tras de sí, sentí la presión de la soledad invadiendo mi estudio.

Sin pensar, vacié el escritorio, arrojando papeles y plumas al suelo, de un solo manotazo.

Me asomé a la ventana y ahí estaba; la luna llena brillando intensamente.

Atraje una respiración profunda y, sin pensarlo dos veces, me quité la camisa de un tirón, sintiendo la libertad del aire contra mi piel.

Un ruido detrás de mí rompió mi concentración. Era esa Omega joven que hab