A la mañana siguiente me siento en la cama y miro el suelo por un largo rato, meso mis pies de forma juguetona, creo que estoy delirando del sueño que tengo, miro por encima de mi hombro y veo que mi esposo se empieza a despertar.
—Buenos días— Su voz es ligeramente ronca y somnolienta.
—Hola— Suelto un gran bostezo. —Buenos días.
—¿Dormiste bien?
—¿Dormir? Me ha dado insomnio por lo ocurrido— Le dedico una pequeña sonrisa. —Voy a buscar nuestra ropa.
Me levanto de la cama de un salto y busco nuestra maleta, mientras Reese coloca la leña para calentar el agua. Una vez que estamos listos, preparamos nuestras cosas, igual que ayer, Rusel nos invita a desayunar a su casa.
Mientras desayunamos, el jefe nos deleita con una alegre conversación, su esposa sonríe de oreja a oreja y sus hijos se limitan a comer, mirando de forma ocasional a su padre, después del desayuno nos despedimos y pasamos a retirar.
De vuelta en el camino, me acomodo en mi asiento para luego dormirme, los parpados me pe