Yo escucho con atención todo lo que ellos dicen, parece que se han puesto de acuerdo en pedir una pizza con bastante carne... demasiada diría yo, de momentos miro a mi acompañante de reojo, que él a su vez me devuelve la mirada de una forma bastante seria. Bajo la mirada y veo que todavía está su anillo sobre mi dedo, así que me lo quito y se lo entrego, él lo toma y lo vuelve a poner en mi dedo pulgar, sonrío tontamente al ver que me permite quedármelo.
La campana de la entrada suena, levanto casi enseguida la mirada y puedo sentir como mi mundo da vueltas, mi respiración se agita de golpe, al punto que pareciera que me estoy hiperventilando, Karla enseguida voltea a ver de qué se trata y al verlo ahí parado con su bola de amigos suelta un ligero gruñido; ahora ella se parece a Reese, gruñendo como un animal salvaje.
—¿Quieres ir a caminar, cari?
Niego de forma temerosa, hasta ahora no se ha dado cuenta de mi presencia y si me muevo de mi lugar, podría llamar su atención y es lo que