CAPÍTULO 50: EL BEBÉ ES MÍO
Parisa
—…Déjame verlo…
Escucho a Gaia llamándome, pero la ignoro mientras envuelvo al bebé en las mantas y limpio su pequeño cuerpecito. No imaginaba que me deslumbraría con su ternura, es tan pequeño y frágil que me da miedo lastimarlo. Pronto empieza a llorar con mucha fuerza, parece que el veneno no lo afectó.
Es un varón, y seguramente será fuerte y poderoso como su padre. Sonrío, sabiendo que por fin lo he conseguido.
Cuando me giro para ver a Gaia, ya ha caído inconsciente, su respiración es tan mínima que ya casi parece muerta.
—Vamos, muere rápido, tengo que irme de aquí —murmuro para mis adentros.
El pequeño bebé no para de llorar, así que lo arrullo en mis brazos. La criatura toma uno de mis dedos y lo lleva a la boca para succionar.
—Debes tener hambre, te alimentaré pronto —susurro.
Lo dejo sobre la cama y me dirijo a la cocina para buscar la leche que ya tenía preparada para este momento, pero en ese instante, Karine abre la puerta de par e