―¿De verdad?
―Por supuesto que sí, cielo. ―Aseguró. ―Lo verás por tus propios ojos. ―Besó su frente. ―Ahora, no te preocupes por cosas que no sabes, tal vez tu loba sea de lo más salvaje y peligrosa. ―Le guiñó. ―Anda, disfruta lo que queda del receso. ―La niña realmente feliz, se marchó para reunir