Narra Akio
Entramos casi corriendo a la casa, subimos de igual manera la escalera, uno detrás del otro, parecería que James es el último por ser el de peor forma.
Pero no, es uno de los primeros, flaquito y ágil, quién lo diría.
Nuestra esposa está acostada sobre la cama en un conjunto de lencería negro, de una tela que parece tul y encaje, tiene puesto una gargantilla que se conecta con una cadena a una cinturilla, una liga en cada pierna hecha de cadenas.
Todo haciendo juego con la tanga y el brasier.
Sus delicadas manos están repasando cada curva de su cuerpo perfecto.
Alessandra: ¿Me van a seguir mirando mucho tiempo más? No me escape exactamente para eso.
En todas las historias de las bodas arregladas que mi familia me ha contado, jamás tuvieron una novia fugitiva y mucho menos fugitiva para tener sexo.
No es algo de lo que me pueda quejar, no la he tocado más allá de abrazos y besos, el único que lo hizo fue Izan.
Iker: Estás muy hermosa.
James: Y sexi.
Aless se ríe.
A