Nuestra luna de miel está a punto de acabar y eso me entristece un poco, volver a la capital no es lo que más me agrada en el mundo. Pero no es algo que este en mi mano poder cambiar.SabĂa de sobra lo que pasarĂa con mi vida al casarme con Carlos, al menos tengo su amor y soy realmente feliz a su lado.Estoy sentada en la orilla del mar, es tan bonito, tan peligroso y a la vez tan inquietante.— Si quieres podemos bañarnos, la temperatura es agradable y no hay nadie cerca.— dice mi reciente esposo con una sonrisa grabada en su rostro.— Sabes sobradamente que no se nadar, y creo que en lo que menos piensas en estos momentos es en eso, o me equivoco?—— Para nada me conoces a la perfecciĂłn, ahora vamos al agua...—**Apenas el carruaje acaba de detenerse en las puertas del palacio. Carlos me ha dicho que está no será nuestra residencia hasta que no seamos coronados reyes. Eso me ha dado un poco de alivio, nosotros viviremos en el palacio de invierno.Pasamos al comedor allĂ están sent
El año que nos dio Eduardo ha pasado volando, quiĂ©n iba a decir hace poco más de un año que hoy serĂa tan feliz. Mi vida ha dado un cambio de 180°Ahora soy madre de una preciosa bebĂ© pero no soy la Ăşnica mi madre y MarĂa tambiĂ©n han vuelto a ser madres. QuiĂ©n dirĂa que mi hija tiene dos tĂas de la misma edad.Algo me dice que estas tres van a causarnos muchos dolores de cabeza. Hoy es el dĂa pactado para reunirnos con Eduardo, he de decir que no estoy preparada para escuchar lo que tiene que decir. Pero pase lo que pase en esa reuniĂłn apoyare a Carlos.Hemos dejado a Isabel con la Nana, la he alimentado y se ha quedado dormida.Estamos cerca del palacio real por lo que hemos pensado en ir paseando. AĂşn no somos los reyes por lo que podemos salir sin miedo. Quizás estĂ© sea nuestro Ăşltimo paseo por la capital.Llegamos al palacio y nos dirigimos al salĂłn donde nos esperan mis suegros y mi cuñada. El silencio es cortante, se respira tensiĂłn en el ambiente. Solo espero que hable ya y dig
Es el primer dĂa de primavera las niñas están como locas está noche se celebrará la fiesta de los faroles, es una fiesta multitudinaria toda la aldea acudirá a encender su farol y a pedir su deseo. Tengo que tener todo listo para poder llevarlas hoy, he arreglado varios vestidos mĂos de cuando era pequeña, han quedado perfectos espero que a ellas tambiĂ©n les gusten.— Micaela, Mariam vengan les tengo una sorpresa— Las niñas se acercan han crecido tanto el Ăşltimo tiempo que ya tengo unas señoritas en casa, Micaela cumple 15 años y Marian 13 este año.— Están super lindos Aless, cuál es el mĂo?— pregunta Mariam feliz.Se lo entrego y miro como Micaela frunce el ceño.— Que pasa Mica no te gusta el vestido?— — Estoy cansada de llevar ropa usada, mis amigas llevarán algo nuevo y yo estĂ© viejo vestido. — dice tirando el vestido al suelo y marchandose enfadada.— Creo que la culpa es mĂa, la he mimado demasiado no te preocupes hablare con ella— dice papá desde la entrada.Tengo la comid
— No llores Mariam, seguro que puedo venir a verlas pronto— digo intentando consolar a mi hermana.Veo como varios criados traen baúles a casa, supongo que ese el precio que valgo.— Señorita es hora de irnos— dice el cochero desde el carruaje.Doy un beso a mis hermanas y me marcho sin mirar atrás, estoy enfadada con papá, me ha vendido por un puñado de monedas espero que al menos halla valido la pena y puedan vivir mejor.Es la primera vez que viajo en carruaje, me siento un poco mareada me preguntó cuánto tiempo tardaremos en llegar, no se en que momento me quedo dormida. Me despertaron las voces de varias mujeres.— Señorita despierte—Abro los ojos y bajo del carruaje, olvidó que hay que bajar el escalón y caigo de bruces contra el suelo. El cochero se acerca para ayudarme, rechaza su ayuda y me incorpora.El sabor de mi boca es metálico, saco mi pañuelo y limpio mi boca, el pañuelo se mancha con mi sangre, supongo que me he partido el labio.Bien empezamos, digo para mis adentro
Me despierta una luz cegadora, apenas puedo abrir los ojos...Me siento en la cama y de nuevo veo a las sirvientas, a ver es bueno tener gente que te cuide pero no es necesario que estĂ©n aquĂ a todas horas, puedo hacer las cosas sola.Bueno hoy intentarĂ© no ponerles las cosas difĂciles, asĂ que voy a tratar de coperar, me dan un baño de rosas con aceites de azahar y peinan mi cabello en una trenza.— Señora y su ropa?— dice una de las chicas.— Solo tengo un vestido debe de estar en silla, allĂ lo deje anoche— Estoy pensando que ayer todos me llamaban señorita en cambio hoy es señora será quĂ© ya saben que estoy casada?Veo moverse a la chica de un lado a otro, su cara está roja y sus ojos vidriosos.— Lo siento señora, yo no sabĂa... Tire su vestido por favor perdĂłneme.— — No importa señorita, usted no lo sabĂa bueno de momento no podrĂ© bajar a desayunar asĂ que me pueden servir aquĂ. TambiĂ©n necesito aguja, hilo y unas tijeras— Busco algo con lo que poder hacerme un vestido, abro
Me despiertan el trinar de los pájaros, me desperezo y me siento en la cama. Miro y no hay nadie doy un suspiro, quizás solo fue un sueño y anoche Ă©l no vino a mi habitaciĂłn.Llegan las chicas de todas las mañanas, no me voy a bañar y ni siquiera voy a bajar a desayunar. Ayer dijo bien claro que no debĂa usar más mi vestido por lo tanto no tengo nada más para ponerme.— PodrĂan servirme el desayuno en la habitaciĂłn— — Señora no se encuentra bien, desea que infĂłrmenos al Duque?— — No, no hace falta me encuentro bien solo es que deseo descansar un poco mas— Veo como las chicas abandonan la habitaciĂłn, como les iba a decir lo de la ropa ya es bastante vergonzoso no tener ropa para encima decir que me ha prohibido usar la que yo misma confeccione.He desayunado tranquila, la mañana pasa lentamente, no tengo nada que hacer por primera vez en toda mi vida me siento una inĂştil. Me acerco a la librerĂa cojo uno de los libros lo abro y me fijo en las ilustraciones, me gustarĂa tanto saber q
Otro dĂa y la misma rutina, está mañana cuando me despertĂ© el Duque ya no estaba en la cama, no es que no lo agradeciera pero me hubiera gustado ver su lindo rostro por la mañana aunque he de decir que me aterra y me gusta partes iguales. Supongo que soy rara.La misma sirvienta que trajo ayer un camisĂłn hoy me ha traĂdo un vestido sencillo, he descubierto que se llama Rita estarĂ© agradecida a Rita por mucho tiempo, aunque tengo ropa no tengo zapatos pero lo mismo me da si no puedo salir de la habitaciĂłn hasta que el señor de la orden, me siento como un pájaro en una jaula, una jaula de oro pero al fin de al cabo una jaula. Un poco antes de la comida ha llegado la modista era una mujer un tanto extravagante y no solo en la forma de vestir sino que tambiĂ©n poseĂa una personalidad arrolladora.De los vestidos que ha traĂdo solo me he quedado con dos los demás necesitan arreglos, en una semana me traera todo un vestidor, yo no lo veĂa necesario pero el Duque le insistiĂł en que no me podĂ
Despierto muy cansada, es como si me hubiera pasado un dĂa entero en el huerto, intento levantarme pero en verdad me siento cansada, me incorporo y destapĂł mis piernas.— A dĂłnde crees que vas?— dice una voz a mi espalda.— Yo, yo... me ha asustado solo querĂa ir al baño— digo en voz baja.— No te voy a regañar por ahora ya hablaremos cuando estĂ©s mejor, yo te llevarĂ© al baño— dice cogiendome en brazos.— Pero que haces, por favor dĂ©jame sola necesito intimidad— digo avergonzada.— Si te preocupa que te vea desnuda ya lo he hecho, asĂ que no debes sentir tanto reparo —CĂłmo? Cuándo me ha visto desnuda? Siento como mis mejillas arden por la vergĂĽenza.— Eres un pervertido—— Bueno quizás un poco pero no veo que hay de malo en ello al fin de al cabo eres mi esposa asĂ que tengo derecho a ver lo que es mĂo y a tomarlo cuando desee aunque para eso deberás recuperarte primero...—Tapo mi cara con mis manos avergonzada, el sale del baño un momento y yo hago mis necesidades cuando estoy li