Mis ojos se abren de par en par mientras miro la cajita, luego a Alaric, que me observa con una mezcla de ternura y nerviosismo.
—Alaric... —murmuro, incapaz de decir más.
—Ábrela —me dice, inclinándose un poco hacia adelante.
Mis manos tiemblan ligeramente mientras tomo la cajita. La textura sua