Capítulo 26

Al día siguiente me levanté de la cama con muchas energías, puesto que al fin había ocurrido aquel milagro de que por fin podía creer en aquella idea de que hacer feliz a alguien en base a lo que yo mismo como individuo podía llegar a entregar sin esperar nada a cambio era una aspiración perfectamente realista y sincera, bastante posible en el aleatorio campo de los imprevistos que el mundo en general le terminaba ofreciendo a la vida moderna, repleta de individualidades y distracciones superficiales.

Pese a que ya sabía que mi feminista millonaria era la mujer más importante que había llegado a conocer en mi vida hasta ese momento, por la gobernadora de la ciudad había estado sintiendo cosas que jamás había logrado sentir por ninguna otra persona, sobre todo tras estar realmente consciente de que todo lo que ella había hecho por mí eran cosas que ninguna otra mujer había hecho por mí. Bajo

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