El sudor de mi frente hace presencia rápidamente y el temblor de mi cuerpo era cada vez más evidente. ¿Qué iba a pasarme ahora? Esa era la pregunta que más me estaba haciendo.
Quiero hablar y preguntarle por su comportamiento, pero el verlo frente a mí era imposible decir una sola palabra. En el momento en que comienza a hablar, mi cuerpo se sobresalta.
—Tú...
No me atrevo a alzar la mirada, me fijo en nada más que sus zapatos. Era difícil respirar, demasiado difícil.
—De ahora en adelante serás obediente, si tienes que fingir, amarme y ser la esposa más feliz, entonces debes hacerlo y no volver a hacer lo de esta noche. Tu credibilidad sobre estar enamorada estuvo a punto de caer por la borda. Te lo advierto, no soy un ser amable como mi abuelo, yo soy despiadado. Harás todo lo que yo te diga sin oponerte a mí. Me perteneces ahora, no te acercarás a ningún hombre en mi ausencia, te convertirás en la esposa que cualquier hombre desea. ¿Fui claro?
—S... Sí.
—Bien.
Por un momento creí q