La expresión de Javier se suavizó: —¿Deberíamos calmar a Ana?
—No es necesario. Conozco a Ana, no le interesa el poder ni las luchas internas. Es de esas personas raras que pueden concentrarse verdaderamente en la academia.
—Sus tres estudiantes, y el laboratorio del que tanto hablan los periódicos...
Ángel golpeó suavemente su escritorio, donde yacía una copia del "Diario de Puerto Celeste" con el artículo sobre el laboratorio de Lucía y su grupo.
Se mantuvo en silencio por un momento. Javier tampoco habló.
Finalmente, Ángel dijo: —...Dejémoslos ser. Estos tres estudiantes... tienen dinero, terreno, y pudieron obtener las aprobaciones, ciertamente tienen habilidad. Pero construir un laboratorio no garantiza resultados académicos, el futuro es incierto.
—Incluso si producen resultados, seguirán siendo bajo el nombre de la universidad, sin afectar el panorama general.
Javier sonrió con escepticismo: —¿Qué resultados académicos pueden producir tres estudiantes de primer año? Esta Lucía p