Capítulo 598
—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

—Nada, solo pensé que usted es realmente bueno, profesor.

Realmente, realmente muy bueno.

—Vamos, no sigamos aquí parados, ¿no tienes frío? —sonrió él.

Lucía se frotó las manos: —Un poco.

El sábado siguiente, Lucía se levantó temprano, preparó sándwiches y chocolate caliente para el desayuno. Cuando calculó que Daniel estaba por salir, le entregó la bolsa de papel con el desayuno.

—¿Desayuno? —preguntó él.

—¡Sí!

—No había comido nada, gracias.

Daniel iba al laboratorio y Lucía también, pero primero tenía que limpiar su casa. Antes de terminar de trampear, sonó su teléfono.

—¿Hola?

—¡Lucía! ¡Soy Sandra! Ven rápido al hospital a ver a Ana...

En la habitación del hospital, Lucía entró apresuradamente: —¡Profesora!

Ana estaba en la cama con suero, mientras Sandra se retorcía las manos nerviosamente. Al ver a Lucía, suspiró aliviada: —¡Por fin llegaste!

—Sandra, ¿qué pasó? ¿No se fueron juntas al centro de recuperación?

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