**ÚRSULA**
Pero no iba a ceder. No ahora.
Mi prima no se movió del umbral, como si su mera presencia fuera suficiente para recordarme que no tenía escapatoria. Su mirada seguía fija en mí, evaluándome, buscando cualquier señal de debilidad que pudiera usar en mi contra. Sabía que no estaba aquí por casualidad. Ella siempre había sido la aliada perfecta de mi padre, su espía personal, y ahora estaba claro que había venido con una misión.
—¿Qué es lo que realmente quieres? —pregunté, cruzando los brazos mientras intentaba mantener mi postura firme. No iba a dejar que me intimidara, aunque por dentro sentía cómo mi paciencia comenzaba a agotarse.
—Solo quiero asegurarme de que estás bien, —respondió con una sonrisa q