Capítulo 13. Una, dos y tres...
—No quería decírtelo antes por no estropear esta velada, pero el martes me marcho a Londres —murmuró Cristian.
Aquellas palabras me pillaron desprevenida, sabía que tenía que regresar a Londres, pero no tan pronto. Estábamos a sábado, y el tiempo parecía escaparse entre mis dedos como arena. No quería que llegara ese día, y ahora faltaba tan poco.
Un dolor agudo atravesó mi pequeño corazón, como si una mano invisible lo apretara con fuerza. No estaba preparada para la despedida.
—Me imagino que tendrás ganas de volver a tu casa —dije, esforzándome por mantener una sonrisa.
Él asintió lentamente, y sus labios se curvaron en una mueca que intentaba ser una sonrisa.
—Ahora es tu turno, que me querías decir.
Todavía estaba en shock con su noticia y de nada servía a decirle lo que sentía.
—Lo mío no era nada importante —respondí, sintiendo un nudo en la garganta—. Te quería dar las gracias. Has conseguido que olvidara todo y he podido disfrutar de una noche maravillosa.
—No me tien