Arianna al fin inspiró profundo y se sentó para que la maquillaran, ni siquiera había dejado que le aplicaran una crema humectante debido a los nervios porque su rostro estaba totalmente húmedo de sudor, había estado en una lucha campal con su vestido durante horas.
— Señorita, ¿Entonces está segura de que ese es el vestido? — Preguntó con cautela el dependiente de la tienda de vestidos de novia.
— Estoy segura, gracias, puede llevarse los demás, y por favor, dele la cuenta a mi asistente, ella se encargará de hacer el pago.
— Gracias a usted por su compra — Dijo el hombre satisfecho recogiendo de la cama y embalando la mercancía.
Arianna por fin se sentó frente al espejo, mientas la maquilladora, y la manicurista hacían lo suyo. Inspiró profundo, dejó que la embellecieran aunque en realidad no era que lo necesitara