Allegra se levantó y comenzó a aplaudir efusivamente dándole porras al pequeño con una enorme sonrisa en los ojos y una lágrima fugitiva en sus ojos, feliz de ver los primeros pasos de su bebé, y de estar en tan maravillosa compañía justo en ese momento.
— ¡Camina mi amor! ¡Ven con mamá! — ella extendió sus brazos llenos de amor para que su pequeñín viniera hacia ella mientras Luca observaba embelesado toda la escena lamentando no ser el padre de Francesco.
— Ven con mamá, ven con mamá — Allegra seguía repitiendo con los ojos húmedos de la alegría, no podía creer sentir tanta emoción y bienestar, hacía mucho tiempo que no se sentía tan contenta.
El niño tambaleó y Luca lo sujetó con rapidez y lo levantó en alto jugando con él, besándolo y haciéndole cosquillas.
— Te luce Luca… — Ella soltó de pronto con cariño.
Él se la quedó mirando si comprender la referencia.
— Que te ves bien como padre, serias uno muy bueno… — Aclaró rápidamente asintiendo con la cabeza.
— No me digas eso,