Cuando despertó escuchó la televisión encendida, vio la cabeza de Cristina recargada en el sofá, se sentó y se acercó a ella cuando notó que tenía los ojos llorosos. Se sentó a su lado e iba a preguntarle que sucedía cuando vio el reportaje de la televisión. Era de niños de la calle, niños de África y cosas por el estilo, suspiro e iba a pagar la televisión cuando ella hablo.
—Quiero terminar de verlo – le dijo.
—Estas llorando – dijo el como si fuera obvia la razón del por qué apagaba el aparato.
—Esta interesante.
—¿sabes que los reportajes son falsos? – preguntó el.
—¡no lo son! Mira a esos niños, están en los huesos – dijo ella seria – no puede ser falso.
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