¿Acaso Rupert no había capturado a Brenda? Ashley había insistido en que no había forma de salvarla, encerrada en una fortaleza a la que nadie podía llegar.
¿Podría ser que Rupert y sus hombres hubieran fallado? Blake apartó ese pensamiento de inmediato. Si Brenda hubiera sido liberada, Ashley lo habría sabido. Habría dado la alarma.
—Puedo probarlo —dijo Katharine, con la postura rígida como un decreto real—. Como miembro de la familia real, doy mi palabra sin dudarlo. Ella es Brenda McGee. La conozco desde niña. No hay duda alguna.
—Ella es la verdadera Brenda McGee, así de simple. Esta farsa ya duró demasiado —añadió Bianca, fijando sus ojos en Blake antes de apagar el micrófono—. En vez de hacer el ridículo, deberías ayudarnos a acabar con esta tontería.
Sus palabras destrozaron a Blake como vidrio golpeado por un martillo.
Fuera del auditorio, internet estallaba.
—¿Brenda es de la realeza? ¡Eso explica sus acciones en Universal Pictures! Había escuchado rumores de inversión real,