Reece bajó la mirada. Su rostro era frío y distante.
—No sé de qué estás hablando. Entiendo que estés molesta porque no gané el caso. Para compensarlo, no tienes que pagarme. ¿Eso te parece justo?
Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta.
Bianca lo llamó detrás de él.
—¡Reece Barton, no mereces ser abogado!
Reece se detuvo, pero no miró atrás.
—Lo que tú pienses no importa. Mientras yo consiga lo que quiero, es suficiente.
Bianca permaneció de pie hasta que él desapareció.
Entonces, sus piernas fallaron. Se sostuvo del pasamanos para no caer.
No podía entender por qué le había hecho eso. ¿Acaso no era cercano a Dave?
Había ayudado tanto en el caso de Sophia… ¿Por qué con ella era diferente?
Bianca tenía un presentimiento extraño, como si alguien más estuviera manejando todo desde las sombras.
La enorme suma que debía pagar podía arruinar su empresa. No sabía qué hacer.
Se llevó las manos a la cabeza, sintiendo ganas de llorar, pero ni una lágrima salió. Incluso en ese moment