—¿Y qué más da? —disparó Bianca, su tono cargado de desprecio—. Señor Evans, ahórrese el drama. Ya no soy parte de su caótica historia de amor. Si necesita una audiencia, vaya con Skylar Larson. Está claramente obsesionada con usted y encantada de seguirle el juego. En cuanto a mí… no merezco su atención.
Sus palabras le encendieron la furia a Dave como chispa sobre pólvora.
Sus ojos se oscurecieron al instante por la rabia.
Sin previo aviso, la empujó contra la pared. El golpe le robó el aliento.
A pesar de la presión, Bianca mantuvo la cabeza en alto, con la mirada firme y desafiante.
—¿Estás poniéndome a prueba, Bianca? —gruñó Dave, su rostro a centímetros del de ella.
Una risa aguda y desafiante escapó de sus labios.
—Eres Dave Evans, un empresario poderoso. Yo solo soy una agente común y corriente sin nada que ofrecer. Haz lo que quieras. Pero ya no seré tu marioneta.
Dave quiso responder, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
Sus frases habían sido como cuchill