En ese momento, sonó el timbre de la puerta.
Stacey se levantó y caminó tranquilamente hacia la puerta.
—¿Quién es? —llamó.
Cuando la abrió, su rostro se congeló. ¡Ahí estaba Bianca!
—¿Qué... Qué haces aquí? —balbuceó Stacey, con la culpa reflejada en su rostro, aunque trató de mantener la compostura.
—Vine a verte. ¿No vas a dejarme entrar? —preguntó Bianca con una sonrisa tranquila y amigable, sin mostrar señales de los problemas recientes.
Stacey observó a Bianca con desconfianza, sin poder quitarse la sensación de que Bianca estaba tramando algo.
A pesar de su ansiedad, decidió dejarla entrar.
—Pasa.
Stacey estaba curiosa por ver qué planeaba Bianca.
Bianca entró, observando su alrededor y escuchando atentamente.
No había nadie más por allí. Estaba claro que Stacey no había traído al hijo de Marisa a casa, así que debía haberlo escondido en otro lugar.
—¿Qué te trae por aquí hoy, Bianc? —preguntó Stacey, acercándose por detrás de ella e intentando descifrar las intenci