De repente, un rayo de sol atravesó las puertas del teatro, captando la atención de todos. La multitud giró la cabeza al unísono para ver quién entraba, y una figura impresionante emergió entre la luz.
El público quedó en silencio. Sophia había llegado.
Bianca dejó escapar un suspiro de alivio y relajó la presión en sus manos.
Zoey, sorprendida, mordió su labio mientras observaba a Sophia avanzar.
Sin embargo, a medida que Sophia se acercaba al escenario y el público la veía con más claridad, sus expresiones cambiaron a desdén.
Sophia estaba cubierta de polvo, con la ropa desgarrada en los bordes de su falda, el cabello desordenado y un moretón oscuro en la frente. Su aspecto era un completo desastre.
Natalie no pudo evitar burlarse.
—Sophia, ¿cómo terminaste así? Cualquiera pensaría que estás audicionando para el papel de una indigente.
Las risas de Natalie no afectaron a Sophia.
En su lugar, se inclinó respetuosamente ante los jueces y dijo con voz firme:
—Damas y caballeros, soy So