Dave no solo lo salvó. También limpió su nombre y le dio la oportunidad de tener la vida con la que siempre había soñado.
Su relación era difícil de definir: una mezcla de mentor y aprendiz, jefe y subordinado, socios… incluso algo parecido a padre e hijo.
Wyatt realmente se preocupaba por Dave. Después de que Zane desapareció, fue él quien se encargó de guiarlo y protegerlo.
Sabía cuánto valoraba Dave la lealtad. Cuando Dave hacía una promesa, la cumplía. Por eso Wyatt le había sido fiel todos estos años.
Era verdad: Skylar había salvado a Dave una vez.
Pero la lealtad de Wyatt solo era para Dave.
Con el tiempo, empezó a desear que Dave encontrara la felicidad de verdad.
Y cuando vio cómo la miraba, lo entendió: Bianca era la indicada.
Ella podía cambiarlo, sacarlo de la oscuridad y darle la vida que merecía.
Así que decidió intervenir.
Sabía que Dave nunca rompería su promesa. Por eso, Wyatt eligió ser el malo esta vez.
Respiró hondo y miró a la mujer inconsciente.
—No te od