La voz de Wyatt bajó a un susurro helado.
—Tienes que entender lo que está pasando. O rompes ese acuerdo con Dave… o mueres.
Presionó la hoja con más fuerza. Una fina línea de sangre apareció en el cuello de Skylar.
Sus ojos la miraban fijamente, fríos, como si su vida no valiera nada.
—¡Por favor, no! ¿Qué quieres de mí? —gritó Skylar. Su voz temblaba. El dolor y su mirada despiadada la llenaron de miedo.
Pensaba que solo intentaba asustarla, pero ahora entendía que hablaba en serio.
Wyatt notó el miedo en sus ojos. Resopló y tomó su teléfono de la mesa.
—Llámalo —ordenó—. Rompe el acuerdo tú misma. Ya sabes qué decir. Yo no te diré nada.
Skylar asintió lentamente. Sus manos temblaban mientras desbloqueaba el teléfono con su rostro.
—¿Puedes soltarme una mano? —preguntó en voz baja.
Wyatt ignoró la petición.
Marcó él mismo el número de Dave y sostuvo el teléfono junto a su boca.
—No hace falta —dijo con frialdad—. Yo lo sostendré.
Después de unos segundos, la llamada conectó.