Mell me miró desconcertada, sin embargo, hice caso omiso a su gesto. Me enfoqué en examinar a detalle la persona que tenía frente a mí y que me miraba ilusión con una sonrisa esperanzadora en sus labios.
—¡Mamá! —exclamé después de unos segundos.
Me acerqué hasta ella con rapidez, pero los recuerdos acecharon mi cabeza y detuve mis pasos al recordar lo que había sucedido la última vez que nos vimos. Mis facciones se fueron tensando y balanceé mis brazos hacia al frente y hacia atrás sin saber qué rayos hacer o cómo saludarla.
No había pasado ni siquiera una semana desde que junto a Fernanda me hicieron la estúpida y absurda propuesta de retirar los cargos contra James. Lo había olvidado; quizás entre la felicidad y la sorpresa del reencuentro con mi primer amor y de conocer al fin la verdad acer