Luego de aceptar caminaron por tres días en compañía de esa pareja de nativos, ellos llevaron todo lo que podían llevar en sus hombros, Jordan también hizo lo mismo.
— ¿Cuanto tiempo más caminaremos? — Preguntó Julianne agotada de caminar.
— Falta poco. — Respondió Atike, era el nombre de ella y era la esposa de Hunno.
Subieron caminando medio día más y llegaron a una aldea, tenían pequeñas cabañas y en el centro una gran fiesta, todos los nativos salieron a recibirlos los niños corrían y tocaban a Julianne, la veían tan embelesado, sus cabellos resplandecían en el sol y su piel dorada la hacían ver muy exótica.
— Ellos ser amigos de Hunno. — Habló el nativo a su jefe de tribu.
— Sean bienvenidos a nuestra aldea, desde que nos separamos de nuestra tribu estamos en esta parte.
— Gracias por recibirnos a mi mujer y a mí. — Expresó Jordan haciendo la venia al jefe.
— Construiremos una cabaña para que ustedes duerman, aquí los hombres nos vamos de caza y recolección y las mujeres coci