Roxanne se lavó el rostro y se maquilló de nuevo mientras pensaba en lo que iba hacer, tal vez podía aceptar la propuesta de Nathalie, al final de cuenta, podía dejarlos en paz y ella hacer su vida en otro lado, sabía que podía conseguir lo que quiera.
Unos gritos la sacaron de sus pensamientos y con el ceño fruncido salió de la habitación, los gritos venían de la habitación de Nathalie.
—¿Qué pasa? — dijo en cuanto entró, vio a Stefan que tenía su rostro rasguñado, por su semblante podía ver que estaba molesto al igual que Nathalie, pero ella también se veía agitada.
—Dile a este maldito perro faldero que si me vuelve a tocar o a obligarme a hacer algo que no quiera no le va alcanzar la vida. Papá me enseñó defensa personal así que no se me acerque — Roxanne miró sorprendida a Nathalie y luego con enfado a Stefan, a quién se le acercó y le dio una fuerte cachetada.
—No la vuelvas a tocar, no te tengo aquí para que te pases de idiota.
—No, no me tienes para nada útil Roxanne, mie