Mundo ficciónIniciar sesión—En un accidente de coche —respondo a su pregunta sin palabras—. Tenía quince años. Sobreviví. Aprieto con fuerza la taza de café y aparto la mirada para contemplar el paisaje por la ventana antes de secarme una lágrima que me ha rodado por la mejilla. —Ellos no. A veces, como ahora, las emociones me dominan y no puedo evitar que me abrumen.
Un largo silencio se extiende hasta que finalmente dice: «Lo siento mucho, Annerys». La calidez de su mano en mi muslo me hace querer bajar la guardia y dejar que la deje ahí, porque me reconforta, pero no puedo. En cambio, giro las piernas y su mano desaparece.
—¿La cicatriz que tienes en el omóplato es por el accidente? —pregunta lentamente.
Cuando lo tocó, le rogué que no lo hiciera. Pero si supiera que a veces ni yo puedo mirarlo. Me hace sentir culpable; yo viví y ellos no.
Cuando no respon







