Mis instintos se encendieron, y volví a cubrirla con la manta.
Pero Naiara, decidida a desafiarme, se la quita nuevamente. En este tira y afloja, nuestras emociones se enredaban, hasta que perdí el equilibrio y ambos caímos sobre el mueble.
Nos quedamos quietos por un momento, aturdidos. Ella se burla.
—Me dijeron que no se te para, pero parece que está bien despierto.
—Me hiciste una brujería —le respondo, tratando de sonar serio, aunque la situación era todo menos normal.
—Entonces tendré que hacerme responsable y hacerte exorcismo—dice, acercándose un poco más, con una sonrisa provocativa, me atrapa por el pantalón —. Y creo que te lo voy a bajar así.
El aire se vuelve denso entre nosotros, y en su mirada había un desafío que no podía ignorar.
¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿se volvió loca?
Atrapados en esta extraña dinámica, mi mente luchaba por mantener el control. Sabía que no debería dejarme llevar, pero había algo hipnótico en ella, algo que hacía que me olvidara de todo lo