Emeth se encaminó a la sala de juntas a pedido de su hermana, se había enterado de la dichosa reunión, gracias a algunos de los ejecutivos.
Estaba preocupado por Gianna, Dexter la trataba peor que a una empleada, incluso el muy imbécil se había atrevido a amenazarlo para que no le hablara a la joven.
Tomo el pomo de la puerta, abrió e ingreso al lugar, muchas miradas se posaron en él, tomo asiento con total tranquilidad.
No le presto, no la más mínima importancia a los hipócritas dentro del lugar, a fin de cuentas, no llevaban la misma sangre.
Arnold le dio una mirada de pocos amigos, obviamente él no estaba invitado.
—Puedes salir de aquí, solo se permiten ejecutivos o accionistas, familiares, no eres ninguno de los tres.
—Tengo tanto derecho como tú —le respondió al mocoso insolente frente a él.
Arnold se rio de las palabras de su tío, él no era nadie en ese lugar, solo un arrimado.
—No eres nadie y lo sabes, solo el hijo adoptivo del abuelo de mi madre, estás en el lugar equivoca