C79-EXTRAÑO MUNDO DE LOS HUMANOS.

El golpe hizo una abolladura en la madera, y el silencio fue absoluto, apenas roto por las respiraciones contenidas de sus guerreros.

—¡¿Cómo que no lo han encontrado?! —espetó Gideon, con sus ojos dorados ardiendo de furia—. Ese infeliz no pudo haber desaparecido.

Uno de los hombres dio un paso adelante.

—Mi señor… hemos buscado por todo el territorio, incluso fuimos a las Montañas Oscuras. No hay rastro del alfa Keeva.

La mandíbula de Gideon crujió insatisfecha.

Después de arrancarle el corazón a Narissa y acabar con toda su manada, había marchado tras Keeva con la promesa de destrozarlo con sus propias manos. Pero cuando sus guerreros alcanzaron aquellas tierras, no encontraron a nadie más que al consejo local al mando. Y todos juraban lo mismo: su alfa no había regresado desde que partió rumbo a “la tierra del alfa de cabello dorado”, como lo llamaban a él.

Gideon no creyó.

Asi que torturó, interrogó, incluso hizo correr la sangre de los que calla