-¡Thom!
-Hola, preciosa- traía un ramo gigantesco con muchos globos y dos cajas de chocolate, Sarah se puso en pie.
-Viniste a verme, Thom.
-Claro que sí, princesa. . . te traje chocolates.
-¿¡Chocolates?! - dijo la pequeña extasiada.
-Sí, pero no podrás comerlos por ahora – la pequeña hizo un puchero, Thom ubicó el arreglo floral y los chocolates de la pequeña. – Estos son para ti, Sarah – le tendió una caja de chocolates, ella le miró sorprendida, no sólo porque le trajera su golosina favorita, sino porque recordara cuales eran sus favoritos, eso la conmovió a lo sumo.
-Muchas gracias.
-Espero todavía te gusten.
-Hasta el día en el que muera – le respondió con una tímida sonrisa.
-Thom, Thom. . .me operaron de una tripa – intervino la niña. Ambos se giraron hacia ella sonriendo.
-No es una tripa Thasha, se llama apéndice. – dijo su madre sonriéndole.
-¡A ver!. . . ¿dónde fue esa operación, preciosa? – la niña repitió el procedimiento y le mostró la herida.
-Duele un poco. . . pero yo soy valiente – le dijo la pequeña, llena de orgullo, él sonrió y le besó la frente.
-Te recuperarás pronto.
-¿Cómo supiste que estábamos aquí?
-Fui a buscarte a la oficina, tu secretaria me lo dijo.
-Entiendo.
-¿Te quedarás conmigo, Thom?.
-Si princesa, a eso he venido, pero solo será un rato, luego debo irme a atender unos negocios.
-¿Qué negocios?
-¡Nathasha! – le reprendió su madre
-Tranquila Sarah, solo es una niña preguntona- dijo él sonriendo mientras le apretaba suavemente la nariz, la niña sonrió feliz- a ver, ¿sabes lo que es el petróleo?
-No – dijo ella con el ceño fruncido.
-Bueno, el petróleo es una sustancia grasosa que sale de la tierra. . .bueno, no sale. . . se extrae- la niña escuchaba con atención, Sarah se sintió conmovida al ver a Thom explicándole a Thasha un tema tan popular- además es muy útil en muchas cosas, y muy costoso.
-¿Cómo sabes tanto de petróleo, Thom?- quiso saber la niña.
-Porque yo trabajo con petróleo, princesa.
-Si tu trabajas con petróleo, y es muy costoso. . . entonces tú tienes mucho dinero- reflexionó la pequeña.
-¡Nathasha, que imprudencia!- la reprendió su madre nuevamente, pero para su sorpresa Thomas dejó escapar una fuerte carcajada.
-Eres mucho más que una niña preguntona- le dijo sonriendo.
-Yo solo quería saber. . .
-Y eso está bien, siempre debes preguntar lo que no sabes, respondiendo a tu pregunta, sí. . . se puede decir que tengo mucho, mucho dinero- sonrió ampliamente, pero las siguientes palabras de la niña, borraron la sonrisa de su rostro.
-Mi papito también tiene mucho dinero.
-Supongo. . .
-Y dice que es diplomático, trabaja con personas de muchos países.
-Eso suena divertido.
-¿Entonces, por qué te has puesto triste?
-Cosas de gente grande, princesa. . .eres hermosa y muy inteligente, me hubiese encantado tener una hija como tú. . . lo que me lleva a recordar que te traje un regalo.
-¿Otro? – preguntó la niña riendo
-Si- sacó una cajita de terciopelo negro del bolsillo de su chaqueta.
-¿Qué es?- preguntó la niña extasiada.
-Averígualo- ella tomó la cajita y la abrió, del fondo extrajo una hermosa cadena de oro, con una gran "N" bordada en pequeños diamantes, los pequeños ojos azules le la pequeña se intensificaron.
-"N" de Nathasha. . . muchas gracias Thom, es muy bonita.
-Te mereces lo mejor princesa- depositó un dulce beso en su frente.
-No creo – intervino Sarah- que sea correcto que le hagas ese tipo de regalo a mi hija. . . no tienes por qué hacerlo.
-Tienes razón, no tengo, pero quise hacerlo.
-No es. . .
-Digas lo que digas, ya lo compré.
-¿Puedo quedármelo, verdad mami?- la miró con ojos cargados de súplica. Después de unos minutos de lucha interna, donde cuatro ojos increíblemente azules le miraban esperando una respuesta.
-Si princesa, puedes quedártela- concedió
-Muchas gracias, Thom- la niña sonrió- es preciosa.
-Ahora si debo irme, princesa.
-Pero. . .- A Sarah comenzaba a asustarle que su hija le tomara tanto afecto a Thomas.
-Lo siento pequeña, no puedo quedarme más tiempo.
-Comprendo – dijo ella triste- cuando me recupere te invito un helado.
-Yo lo invitaré. Es más, podemos ir a un hermoso restaurante y disfrutar de una rica comida, y luego comer helado hasta reventar – dijo sonriendo- o podríamos comer en mi casa.
-¡Debes tener una casa preciosa!
-Supongo que sí.
-Pero. . . – la mirada de la niña se tornó confundida.
-¿Algún problema?
-No, Thom pero. . . ¿mamá puede venir con nosotros?
-Por supuesto, me encantaría estar contigo y con mamá, también – Thom no miró a Sarah, pero supo por su respiración que aquellas palabras la habían alterado. Nathasha frunció el ceño y le preguntó.
-¿Por qué?
-Porque ustedes son hermosas y me encantan las mujeres hermosas y especiales, además porque las quiero mucho.
-¿Y por qué nos quieres mucho?
-¿Y por qué preguntas tanto? – le sonrió- simplemente son hermosas y las quiero.
-Yo también te quiero mucho- el corazón de Sarah se detuvo.
-Gracias princesa.
-¿Mami?
-¿Si, princesa? - se acercó a la niña, la tomó de la mano, y quedó junto a Thom.
-¿Tú quieres a Thom? – a Sarah se le hizo un nudo en la garganta y sintió que de pronto ya no respiraba, se volvió hacia él, quien le miraba interrogante, una pequeña sonrisa y una ceja erguida. En ese instante supo que la niña le había facilitado la tarea de tener que preguntárselo él mismo.
-¿Yo?- dijo titubeante.
-Si mami, tu. . . ¿tú quieres a Thom?- los ojos de Sarah buscaron los de Thom, pasó saliva, su cuerpo entero tembló, <<NO LO QUIERO, LO AMO>>,pero logró reunir el valor necesario, y haciendo uso de todo su coraje y dijo:
-Si princesa. . .yo quiero a Thom. . .lo quiero mucho- la niña sonrió y Thom se acercó a ella y le susurró al oído.
-To también te quiero. . . y te amo- Sarah no pudo evitar ruborizarse y antes de que recobrara la compostura él le dio un beso en la frente a ella y uno igual a Thasha- debo irme princesa, hasta luego. Que te recuperes pronto.
-Gracias Thom. . . y gracias por los regalos.
-Fue un placer- miro a Sarah, sonrió y se marchó.