Capítulo 38.  Sensación de reconocimiento.

El hombre se inclinó sobre el borde de la roca, miró hacia abajo y alumbró con la lámpara, allí vio a Kaire tendida en el suelo, con la cabeza sangrando y un brazo doblado en un ángulo extraño.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del hombre al darse cuenta de lo que había hecho. No había sido su intención provocar esa situación, solo quería llevarla de vuelta con Elisa.

Se pasó la mano por la cabeza en un gesto desesperado, descendió de la roca y al llegar junto a ella se agachó. Loretto se quedó allí, inmóvil, mirando el cuerpo de Kaire tendido.

El miedo había desaparecido del rostro de la pequeña y había sido reemplazado por una expresión que no podía definirse: algo entre la tristeza, aunque la vez una mueca de sonrisa, la levantó en sus brazos con cuidado.

Kaire estaba inconsciente, su cabeza había golpeado fuertemente contra una roca. No se movió, su cuerpo estaba inerte y no se le sentía su respiración. El hombre estaba claro que tenía que hacer algo rápido, pero no sabía qué. No e
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