Linda corrió desesperada buscando llegar a la casa, la luz alumbraba la entrada, subió los escalones con apuro y al llegar a la parte superior chocó con un firme cuerpo. Dirigió la mirada a aquel hombre para disculparse.
-¡Saúl!- susurró.
-Cariño, ¿qué sucede?
-Nada, solo que. . . hola Rubén.
-Que placer Linda. . . ¿Te encuentras bien?
-Sí. . . iba en busca de una copa.
-¡Vamos!- respondieron los dos hombres al unísono.
Después de beber y conversar por largo rato, las parejas comenzaron a amontonarse en la pista de baile, Saúl la miró y sonrió.
-Sigue en pie mi propuesta de bailar contigo toda la noche- le susurró al oído, ella se ruborizó y sonrió.
-Bueno, creo que iré por otra copa, para que los tórtolos puedan besarse a sus anchas- dijo Rubén poniéndose de pie y marchándose, Saúl rió se puso en pie y le extendió una mano.