7

♥━━━━━━━━━╬☆♡✩╬━━━━━━━━━⁠♥

ಠ⁠ ͜⁠ʖ⁠ ⁠ಠ

Estaba distraída en el taxi de regreso a su departamento, tanto que el taxista le tuvo que gritar que se bajara, que si no quería no pagara pero que saliera de su carro ya que lo estaba poniendo nervioso.

Si se bajó y claro que le pago, solo que estaba más que metida en sus pensamientos que ni cuenta se había dado que llegó a su destino.

Cómo zombi camino hasta las escaleras, no quería subir en el ascensor, no quería llegar tan rápido a si casa. ¿Y si después de todo el ya no la quería ver? O peor aún ¿Si después que estuvieran frente a frente el la terminará matando? Se sentía estúpida, porque podía ser una trampa y ella estaba cayendo redondita en ella.

¿De que hablarían? Ella no era muy de hablar con las personas de frente, ella era mejor A través de la red, desde nadie la veía y podía desenvolverse mejor con cualquier tipo de conversación.

Tenía que dejar de pensar es eso o se le secaría el cerebro de tanto pensar.

Llegó a su departamento más rápido de lo que creyó, al entrar los nervios la atacaron fuertemente, ¿Y si no se había ido como pidió? Ella le dijo que mientras iba a su departamento no lo estaría vigilando pero el tenía que hacer algo por ella primero si realmente quería ganarse su confianza, extraño pero así estaban las cosas, se supone que el tenía que ganarse la confianza de ella no al contrario.

Dejo su bolso tirado a un lado de la puerta y sus zapatos también.

Se daría un baño, intentaría dormir un poco ya que no durmió mucho en casa de victoria por estar observándolo y esperaría que el tocará a su puerta.

Una hora después saco su teléfono de su bolsillo y lo encendió después de todos esos días y le mando un mensaje.

—"te espero en casa"

Cinco minutos había pasado y Luciano no respondía, ya estaba empezando a creer que realmente él ya no la quería ver. Hasta que recibió un mensaje de él.

—"Vaya, puedo acostumbrarme a esto"

—“¿A qué?"

—“A que mi chica me esté esperando en casa, llegó en unos minutos"

Diez minutos pasaron y unos golpes en la puerta alertan a Alanna, era Luciano, lo sabía porque lo estaba viendo a través de una minúscula camara que está a un costado de la puerta.

Con manos temblorosas abre y lo encuentra recostado al Marcos de la puerta limpiándose las manos con un pañuelo.

—Hola pequeña —le dijo él incorporándose y dando un paso dentro de la casa sin permiso de ella claro.

Se sentía diminuta frente a él que media un metro ochenta y ella apenas un metro sesenta, literalmente se sentía una umpa-lumpa a su lado.

—Ho.hola—dijo tartamudeando para luego aclararse la garganta— ¿Estás bien? —le pregunto al ver sus manos las cuales ya se había terminado de limpiar, pero podía notar unas manchas de sangre en el puño de la camisa.

—Si, no es mia—le dijo para tranquilizarla un poco y se acercaba a ella lentamente como un depredador se acerca a su presa, acorralandola.— Ya está echo.

—¿No hubo problemas?

—Ninguno, realmente fue muy patético pidiendo por su vida.

—Gracias. — dijo débilmente cuando vio que Luciano cerraba la puerta y se desabrochaba la camisa lentamente.

—Fue el trabajo más sencillo que he hecho, ahora espero recibir mi pago por eso.— le dijo con la voz ronca cargada de deseo.

El la veía con ma detalles a medida que se acercaba más a ella, era realmente hermosa y esos ojos azules le daban un aura de tranquilidad absoluta.

Ella tenía puesta una camisa blanca que el había dejado en su habitación, por alguna razón quería sentir su olor en su cuerpo.

—¿Vas a pagarme, Alanna?.

Y el no se refería a dinero, ese trabajo fue realmente sencillo como para cobrar por ello y menos a ella, matar al imbecil que intento violarla hace tiempo era como sacar la basura, para eso se llevó a su primo Gustavo más que todo para dejarle claro que el que intentará hacerle algo correría con la misma suerte, ver la cara de susto de su primo era épica. Sabía que después de eso no intentaría nada más, aún así no bajaría la guardia con él, nunca se sabe, en su oficio hay que tener ojos en todos lados.

—Respóndeme Alanna, ¿Vas a pagarme lo que quiero?

—... Si.

—Esa es mi chica,— le dijo encerrandola en la pared con sus manos— Eres realmente hermosa Alanna... ¿Te comió la lengua el gato?

—No... Yo... Es que, estoy nerviosa ¿Vale? No soy muy de hablar con las personas.

—Tranquila que esos nervios te los voy a quitar a besos y folladas.

Y la beso, fuerte, salvaje pero con ansias como si su vida dependiera de ello, y ella le siguió el beso con el mismo ritmo desesperado.

Algo dentro de ella se activo al sentir sus cálidos labios contra los de ella y esa lengua invadiendola la hicieron prender la razón.

La quería tener por completo, la molestia de querés matarla se había convertido en deseo y pasión, la quería hacer suya, nunca había deseado tanto una cosa en su vida como el querer tenerla por completo.

Alanna estaba con la mente en blanco, sentía que existía solo para el en ese momento, tantas veces fantaseo que el la hacía suya y el momento había llegado, sentía que era parte de esos sueños húmedos que solía tener, pero no, no era un sueño.

No supo en qué momento él la despojo de su camisa.

—Definitivamente, el azul es mi nuevo color favorito— dijo haciendo referencia a la lencería azul que ella tenía puesta, la misma que tenía en la foto que él había visto de ella.

Alanna vio como el se desnudaba frente a ella y trago grueso al ver su enorme miembro, verlo por cámaras no era lo mismo que verlo en persona, dicen que por cámaras todo se magnífica pero no, era un tremendo error. Por cámaras no se veía tan grande como ahora.

Luciano vio su cara y sonrió de lado— no me digas que tienes miedo con lo que ves.

—un poco si.

—No voy a lastimarte, vamos a disfrutar esto como nunca ¿Eres virgen?

—No.

—Pues mejor todavía.

No hiso falta decir mas, como dijo el le quitó la lencería o mejor dicho se la arrancó, haciéndola añicos asegurando que le compraría docenas con tal de quitársela de la misma manera cada vez que le diera la gana.

La hiso suya una y otra vez hasta que ella no pudo más y se quedó dormida, era impresionante como su pequeño cuerpo lo recibió sin ningún tipo de inconvenientes, no sangro, no lloró, no se quejo, al contrario pedía más y más duro, cosa que inflo su ego.

Las mujeres con las que había estado no lo resistían como ella, el lo tenía grande y no podía hacerlo como quería solo para no lastimarlas pero con Alanna no se contuvo en ningún momento.

Eran las tres de la madrugada cuando salió del departamento de Alanna, tenía un asunto que resolver.

Los rayos del sol la despertaron, tanteo la cama buscando el calor del cuerpo de Luciano pero no lo hago, en su lugar una cama vacía y desordenada era lo que le daba los buenos días.

¿Que más podía pedir? Por lo menos no la había matado como dijo ¿Pero porque irse sin despedirse si quiera?

(⁠ ⁠⚈̥̥̥̥̥́⁠⌢⁠⚈̥̥̥̥̥̀⁠)

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo