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Luciano se sentía terrible por haber dejado así a Alanna, no queria siquiera imaginar la clase de cosas que pudo haber pensado cuando amaneció y no lo vio a su lado.

Habían pasado dos semanas, era al rededor de las dos de la tarde cuando estaba llegando a su casa, saco el dispositivo que bloqueaba cualquier señal de su casa, puesto que seguramente ella lo estaría observando, como siempre, no quería que ella supiera lo que tenía en mente solo esperaba que entendiera el porque lo hacía.

Si quería tener éxito en todo tenía que pensar con la mente fría.

Pero tenía un par de trabajos que hacer, no era como que le faltará dinero, ya tenía suficiente como para vivir cómodamente por unos años, pero era un hombre de palabra además le gustaba su trabajo, le gustaba matar, ¿Bizarro no? Pero así era, un sicario, del mejor en su oficio. Por eso lo contrataban los mejores mafiosos y hasta del gobierno para no dejar ningún cabo suelto.

¿Que haría con Gustavo? Puede que después de todo si terminará quedándose con su puesto, casi toda su familia se dedicaba a ese oficio, excepto Gustavo que era quien se encargaba de limpiar el rastro de los demás.

Luciano suspiro mientras apagaba todo aparato electrónico de su casa.

—Te quedas aquí sentado, no te muevas. — le dijo al hombre que tenía maniatado y amordazado, el que había traído con él—, traeré a alguien que te haga compañía, te debes de sentir muy solo.— le dijo mientras encendía un cigarrillo.

Dos horas después llegó con otro bulto, pero no era un hombre, era una mujer.

Sonrió con malicia y la sentó al lado del otro sujeto— hermosa pareja.

Era la mejor idea que había tenido iba a matar a dos pájaros de un tiro, haría su trabajo, mataría a esas dos personas y luego terminaría con lo que lo beneficiaria.

Les inyecto un sedante empezando a contemplar la obra maestra que iba a hacer.

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Luego de dos semanas esperando alguna señal de Luciano, se dió por vencida, no iba a hacerse más iluciones.

Había intentado más de una vez hackear la red de la casa de Luciano pero por más que intento por todos los medios fue bloqueada de la red. Cosa que la frustró mucho era como si estuviese desconectado de la realidad y no quisiera que ella supiera de el.

Así que por eso decidio intentar olvidarlo después de todo el cumplió su palabra, dijo que no la mataría y así fue, no podía quejarse por eso.

Estaba inmersa en sus pensamientos cuando una llamada de su amiga victoria la trajo de vuelta a la realidad.

—Supongo que no estás viendo las noticias.— le dice tan solo Alanna contestar la llamada.

— No, realmente ¿Algo que debería de saber?

—Solo coloca el canal de noticia. ¿Quieres que valla?

Con intriga cambio el canal de la serie que estaba viendo y se quedó petrificada al ver lo que decía.

"El ingeniero Luciano Carpini fue hallado muerto en su casa después de haber apagado el incendio que la consumió por completo, junto con otro cuerpo que se presume era su pareja, hasta el momento se desconoce la causa del incendio que cobro la vida del empresario, se esperan los resultados de la pesquisa de la propiedad en las próximas veinticuatro horas."

Sentía que la respiración se había atorado en su garganta, de pronto se le olvidó como respirar.

Una lágrima traicionera todo por su mejilla, aún con el teléfono pegado a su oreja escucho la voz de su amiga.

—Voy para allá.— le dijo victoria y colgó la llamada.

Poco tiempo después llegó a consolar a Alanna que estaba llorando desconsoladamente, sentía una impotencia terrible, si tan solo el la hubiera dejado hackearlo le había prevenido de algún modo de lo que le pudo haber pasado, pero no pudo y ahora estaba muerto, lo había perdido, para siempre.

No sabía porque le dolía tanto, si después de todo estuvo con el una noche, pero todas esas veces que hablo con él, cuando estuvo fuera de su casa, lo sintió como si realmente lo conocía de toda la vida como si ella le pertenecia desde siempre.

Tres meses después.

Dolía, realmente le dolía, pero no podía seguir sumergida en el dolor de la muerte de Luciano.

Tenía que dejarlo ir y aceptar la realidad.

Había apagado su teléfono porque victoria la tenía estresada con sus constantes llamadas pero puedo de un rato la encendió viendo la cantidad de llamadas perdidas que tenía.

Suspiro al ver una nueva llamada entrante.

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Después de tanto tiempo aún sentia sobre su cuerpo el calor de Alanna, la necesitaba, se sentía como una adicto en recuperación.

Quería llamarla y decirle que todo estaba bien pero por alguna razón sentía que lo que había hecho había arruinando todo

Aún así lo haría, la llamaría y la recuperaría.

—¿Si? —su voz sonaba en un susurro, cosa que le estubo el corazón, sonaba triste.

—Hola, Alanna — Le dijo sin poder contener una sonrisa al haber podido escuchar su voz después de tanto tiempo.

—...— Silencio era lo que se escuchaba del otro lado de la línea.

—¿Pequeña, estás ahí?

—¿Lu.luciano?—contesta ella después de un rato—. ¿Eres tu?

—Si, quiero verte,necesito verte.

—Pero la noticias, tu... Moriste.

—Lo se, puedo explicarlo, pero no por teléfono, además estoy muy cansado.

—Sabes donde vivo.— fue lo que dijo después de un corto silencio y colgó la llamada.

Vio la pantalla de su teléfono y sonrió, bueno, por lo menos no lo rechazó.

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