Y nuevamente no lo han logrado, eso es victoria para mí. ¿Para qué lo hacen? Aun no tengo idea, pero puedo suponer que es para que no reconozca a nadie cuando subamos a la tierra…
—¿Cómo te llamas? —me pregunta el hombre frente a mi, como parte del protocolo.
—Rocky… —vacilo.
—¿Rocky qué? —insiste.
—Rocky Balboa —bromeo y lo hago enojar, por lo que me electrocuta de nuevo.
Me quejo, pero cuánto aleja el aparto de mi, vuelvo a reír.
—Dejarás de reírte muy pronto —se burla de mí y se va.
No estoy del todo solo aquí, tengo a mi amigo, hay un prisionero vecino y se llama Crash.
—Joder Rocky, lo has hecho cabrear, otra vez —se queja él.
Crash lleva más tiempo encerrado que yo, es un demonio y por lo visto, yo también lo soy.
—¿Acaso no le gusta esa película? —mantengo mi humor, pero lo escucho suspirar, é quería que hablara en serio—. No me importa, soy un protegido, no puede matarme —le recuerdo.
Por supuesto que sé que me mi verdero padre es el rey demonio y me enteré de la peor manera.