Terminamos de desayunar y también de reposar, luego nos preparamos para entrenar. Llevamos una hora o tal vez más entrenando, llevo guantes de boxeo y golpeaba los cojines que Calim tiene en sus manos, mientras Ross me menciona los golpes que debo lanzar.
—¡Bien, a descansar! —ordena y me detengo.
Estoy bañada en sudor, que no sé si lo frío de Grecia me refresque un poco.
—10 minutos y continuamos —le digo y veo como se da la vuelta en busca de mi botella de agua.
—No Star, descansamos y eso es todo.
Se voltea y me alcanza la botella, yo la sujeta y al mismo tiempo lo veo mal.
—Creí que querías protegerme Ross, y para eso necesito practicar más.
—Si te sobrecargas, no tendrás como pelear.
—Pero mi vida depende de la prácticas Rosa, necesito ser mejor porque por ser mujer, nadie me va a respetar.
Él me analiza callado y luego abre su boca para decir;
—No entrenaremos más, punto. —expresa, severo.
Lo veo con tanto enojo que siento mi sangre hervir, ¿La pareja perfecta? Olvida