Asustado, me levanté rápidamente de la cama y corrí hacia la cocina. ¿Por qué olía a quemado? Tan solo eran las siete de la mañana.
Al llegar a la cocina me encontré con un Marcos ojeroso, despeinado y sosteniendo una... ¿Una tarta? ¿Eso era una tarta o carbón?
—Que cojones, Marcos. Pensaba que se estaba incendiando la casa.
—Bueno, casi ocurre eso —ríe nervioso.
— ¿Me puedes explicar por qué estás haciendo una tarta a las siete de la mañana?
Con una mano se rascó la nuca y con la otra seguía aguantando aquella tarta que seguramente era