A Logan le gusta estar en silencio, en cambio Evelyn no para de hablar. Logan se despierta pronto, Evelyn se levanta cuando empieza a atardecer. Logan es ordenado, Evelyn pierde su teléfono cada tres segundos. No estaba en sus planes conocerse, mucho menos hacerse amigos. A Logan le irritaba Evelyn, a Evelyn le parecía muy borde Logan. Tal vez haberse conocido no estuvo tan mal. Desde ese momento solo una pregunta rondaba en sus cabezas. ¿Que tan impredecible es el destino?
Leer másEl verano estaba pasando más rápido de lo que me imaginaba. El calor era más intenso que nunca y la energía se me agotaba antes de lo normal.
Estaba volviendo de un día de playa con mis amigas, mi pelo castaño estaba enredado, y aún tenía arena en algunas zonas del cuerpo. El atardecer se empezaba a presentar en el cielo.
Paso mi mano por mi enredado cabello en un intento de mejorarlo, pero no fue de mucha ayuda. Al llegar a mi edificio toco el botón del ascensor y espero a que este llegue, tarda un poco más de lo normal, pero al final acaba llegando. Aprieto el número de mi piso, el diez, mientras el ascensor empieza a ascender yo me observo en el espejo que hay en el interior de este, coloco un par de mechones tras mis orejas y en menos de lo esperado, el ascensor llega a mi planta.
Era un día más de verano, uno cualquiera, había estado bien, pero tampoco había pasado nada interesante, si no que lo típico. Mis amigas hablaban constantemente de chicos, la mayoría de ellas ya tenían novio, por esa misma razón me sentí un poco excluida de la conversación, todo se volvió más entretenido cuando nos metimos en el agua y empezamos a hacer una guerra, se habían formado dos equipos, y nos empezamos a tirar agua entre nosotras.
— ¡Ha llegado! —escuché que gritaba uno de mis hermanos en el momento que yo entré a casa.
Dylan y Adrian, mis dos hermanos, los dos tienen catorce años, dos menos que yo, son mellizos, y no hay quien los soporte, siempre van juntos a cualquier lugar, son como un pack, no los puedes separar porque si no se vuelven más insoportables de lo que ya son juntos.
— ¿Nos has traído algo? —me pregunta Dylan. Adrian se encontraba detrás de él con los brazos cruzados. Los dos esperaban un "sí" de mi parte, pero obviamente esa no era la respuesta que yo tenía para ellos.
—¿Tú qué crees? —dije mientras me hacía una coleta baja.
—Eres una egoísta —me dice Adrian el cual seguía detrás de Dylan.
— ¿Ya me estáis insultando tan solo llegar a casa?
—Dejar de molestar a vuestra hermana —. Y como siempre, llegaba mi madre para salvarme de aquellos dos niños malcriados — ¿Qué tal te ha ido el día?
—Normal, he ido a la playa y eso —tampoco tenía mucho más que explicar.
—Bueno, eso está bien. Por cierto, necesito que lleves esto al piso de abajo —me pasa un tupper, yo la miro dubitativa —tenemos nuevos vecinos —explica.
— ¿Desde cuándo? —pregunto confundida mientras tomo el tupper con mis dos manos.
—Se instalaron hace un par de días. Estaría bien que les llevaras el flan que preparé, ya sabes —yo la interrumpo, pues ya sabía a qué se refería.
—La bienvenida, sí, ya lo sé, siempre haces lo mismo.
Salgo de casa con el tupper en mis manos, toco el ascensor y esta vez no tarda en llegar, aprieto el número nueve, las puertas del ascensor se cierran y este empieza a descender, se detiene y las puertas se abren de nuevo. Miro la puerta número dos, debía ser esa, no sé ni porque empecé a ponerme nerviosa, pero odiaba que mi madre me mandara siempre a mí a darles la bienvenida a los nuevos vecinos, si tanta ilusión tenía ella de darles la bienvenida, ¿por qué demonios me decía a mí de ir?
Caminé hacia la puerta, respiré hondo y por fin me atreví a tocar al timbre. Pasaban los segundos y no parecía que nadie iba a abrirme la puerta, estaba decidida a irme cuando escucho el movimiento de unas llaves tras la puerta, así que me obligué a quedarme.
La puerta se abre y un sujeto masculino aparece en mi campo de visión. Era alto, su cabello era rizado y de un tono pelirrojo, tenía diminutas pecas por toda la cara y unos ojos esmeraldas que ahora me miraban con atención. Parecía confundido, bueno, era normal, seguramente se estaría preguntando quién era y por qué estaba llamando a su puerta.
—Hola, soy Evelyn Bennett —me presento un tanto nerviosa —y bueno, esto es de parte de mi madre, para daros la bienvenida —extiendo mis brazos para que coja el tupper, mis nervios se calmaron un poco cuando me dedicó una sonrisa y cogió el tupper sin rechistar.
—Gracias.
— De nad... —ni siquiera me dio tiempo a acabar de hablar, pues él me cerró la puerta en la cara.
"Podría haber estado peor", me digo a mí misma mentalmente.
— ¿Qué tal ha ido? —me pregunta mi madre cuando vuelvo a entrar en casa.
—Bien, supongo.
— ¿Has conocido a los nuevos vecinos? —sigue interrogándome mi madre.
—No mucho —suspiro cansada —creo que iré a darme una ducha.
(...)
El agua tibia recorría mi cuerpo, perezosamente enjabonaba cada parte de mí, me imaginaba como si todas las malas vibras se marchaban junto a la suciedad, para luego, al salir, quedar renovada.
Mi día había sido relativamente largo. Ni la palabra cansada ni todos sus sinónimos no lograban expresar a la perfección de cómo me encontraba, por eso mismo no tarde mucho en dormirme.
Había sido un día más de verano, y un día menos para volver a clases, la rutina, y todo el estrés que aquello me provocaba.
Aquella misma noche soñé con miles de cosas que podría hacer si no tuviera que volver jamás a clases. Pero lamentablemente eso es lo que era y seguiría siendo, un sueño
Ramé:
Algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo.EVELYN BENNETYa estaba despierta, aunque permanecía con los ojos cerrados. Estaba feliz, me había besado con Logan. Aunque fuera un chico amargado y a veces insoportable, no podía mentir, me llamaba la atención, era guapo e inteligente.Aún podía notar sus labios por encima de los míos, la suavidad de su pelo y sus mejillas, recordaba cada una de sus pecas y el precioso verde esmeralda de sus ojos.Abrí los ojos y observé el blanco techo de la habitación, volví a cerrar los ojos y respiré hondo mientras una sonrisa de enamorada se formaba en mi cara. Estaba feliz.Al volver a abrir los ojos, mis neuronas parecieron conectarse.
Asustado, me levanté rápidamente de la cama y corrí hacia la cocina. ¿Por qué olía a quemado? Tan solo eran las siete de la mañana.Al llegar a la cocina me encontré con un Marcos ojeroso, despeinado y sosteniendo una... ¿Una tarta? ¿Eso era una tarta o carbón?—Que cojones, Marcos. Pensaba que se estaba incendiando la casa.—Bueno, casi ocurre eso —ríe nervioso.— ¿Me puedes explicar por qué estás haciendo una tarta a las siete de la mañana?Con una mano se rascó la nuca y con la otra seguía aguantando aquella tarta que seguramente era
Mi mañana fue bastante normal, nada comparado como cuando vivía con mis hermanos. Hablando de ellos, empezaba a hecharlos de menos, eran bastante pesados, y era difícil soportarlos, pero siendo sincera, hacían mi vida más interesante y menos aburrida, siempre tenía a alguien con quien hablar y reírme.Más o menos a las diez de la mañana me llamó mi madre, aún seguía enfadada con mis padres por no llevarme al viaje, pero al final vivir con los Meyer no era tan horrible como yo me había imaginado. Logan podía ser bastante simpático cuando quería, y Marcos era muy amable conmigo.—Buenos días —dije cuando respondí a la llamada.— ¿Cómo es
Era un nuevo día. Perezosamente logré abrir mis ojos, me removí un poco en la cama hasta notar algo, o a alguien, a mi lado, miré hacia esa dirección y me encontré con Logan profundamente dormido, por un momento había olvidado todo lo que había pasado ayer.Con cuidado me levanto de la cama y me acerco a la ventana. Parece que hoy va ha ser un día caluroso. El cielo se encuentra totalmente despejado y apacible.No se que hora es con exactitud, pues no tengo mi teléfono, pero creo que deben ser las diez.Vuelvo a mirar a Logan desde donde me encuentro. Está hecho bolita en la cama, su respiración está tranquila, parece estar totalmente relajado.Camino hasta la pue
Me despierto en una habitación que no conozco, hasta que caigo en la cuenta de que no estoy en mi casa, estoy en la de los Meyer, y todo lo que pasó ayer no fue un sueño, pasó de verdad. Mis padres se han ido de viaje, y me han dejado sola con unos desconocidos, bueno, ya no tan desconocidos.Me levanto de la cama y me miro al espejo, tengo unas notables ojeras, la verdad es que no he dormido muy bien, a parte mi pelo está alborotado, intento arreglarlo un poco con mis manos.Luego me dirijo hacia la cocina, para mi buena suerte se encuentra Marcos preparando algo para desayunar.—Buenos días —se gira hacia mí, y me dedica una cariñosa sonrisa.— ¿Qu&eacu
Había llegado el día. Iba a convivir con Logan, el mismo chico con el que no podía estar ni cinco minutos sin discutir.Estaba haciendo la maleta, no sabía ni que meter en ella, tan solo esperaba que todo esto fuera una broma, y que mi padre apareciera por la puerta con una sonrisa en su cara mientras gritaba que me iba con ellos a Italia.Mis dos mellizos, como siempre, vinieron para molestarme.Dylan entró a mi habitación riéndose como un lunático, yo lo miré con una ceja alzada sin entender que estaba ocurriendo, hasta que detrás de él apareció Adrian, el que tenía todo el pelo teñido de azul. Mire el pelo azul de Adrian sintiéndome aún más confundida que antes.
Último capítulo